15 Años dedicados al deporte para hacer historia en un minuto

Juan Martín Clavijo es el primer y único colombiano campeón del mundo en volteo. Aquí te contamos más sobre este orgullo y talento colombiano.

La mayoría de gente que se lo cruza por la calle no sabe quién es. Ni siquiera se imaginan que al lado suyo está pasando un deportista que, haciendo acrobacias sobre un caballo, hizo historia para Colombia en el 2019. No solamente porque el vaulting es un deporte ecuestre poco conocido a nivel nacional e incluso internacional, sino porque Juan Martín Clavijo es un joven que pasa desapercibido. Él no es consciente de la hazaña que realizó en la Copa del Mundo de vaulting en Saumur, Francia, pero no sorprende porque así es él, nunca le ha interesado ser el centro de atención, más bien todo lo contrario, es una persona tranquila e introvertida. Solo los que son cercanos a él saben que es supremamente gracioso y cuando está en confianza es alguien totalmente diferente a quien se aprecia a simple vista. 

El vaulting es un deporte ecuestre que se originó hace más de 4000 años, cuando los humanos conocieron a los caballos y comenzaron a domesticarlos. En ese entonces las personas realizaban actividades encima de ellos y el concepto de ‘jinete’ poco a poco fue tomando forma. En el siglo XX, cuando los caballos dejaron de ser utilizados en las guerras, los militares empezaron a entrenar a los civiles y el vaulting se instauró en el mundo ecuestre. En 1920, bajo el nombre de equitación artística, fue incluido en su primer evento de talla mundial, los Juegos Olímpicos en Amberes, Bélgica. Desde ese entonces, el mundo conoce al vaulting como un deporte ecuestre en el que las personas realizan acrobacias sobre un caballo al galope que gira en círculos guiado con una cuerda por un conductor.

Uno se sienta a conversar con Juan Martín y, aunque existe una profunda admiración hacia él, al frente está una persona común y corriente. No es imponente, mide 170 cm y es bastante delgado debido a las exigencias del deporte que practica, pesa alrededor de 58 kg. Tiene el pelo negro, ni corto ni largo, pero el suficiente para cogérselo con un caucho. Tiene una mirada que expresa poco, sin fuertes rasgos faciales, pero cuando sonríe sus dientes son protagonistas y cambia totalmente su expresión. Al parecer está intentando dejar que su barba crezca, sin embargo, aún está en el proceso, perfectamente podría ser confundido con un joven que está terminando su etapa escolar. Su estilo es casual, le gusta sentirse cómodo y por lo general tiene ropa deportiva, lo máximo que utiliza son jeans y una camisa, a menos que sea para una ocasión especial. 

Su postura es perfecta, cuida cada detalle, su espalda siempre está totalmente recta e incluso, cada 15 o 20 minutos, mueve sus brazos hacia atrás para asegurarse que su postura no cambie ni un solo centímetro, una costumbre que refleja el perfeccionismo de él y de su deporte. Luego de sentirse cómodo y bien ubicado me dice que el vaulting “es un deporte en el que uno se vuelve perfeccionista”. 

Juan Martín nació en Bogotá el 2 de marzo del año 2000, con tan solo 20 años su vida ha sido todo un viaje dedicado al deporte. Cumplió 15 años dedicados al vaulting, ya que su primer encuentro con este deporte se dio cuando tenía cinco años, gracias a su hermana Silvia. Ella es dos años y medio mayor y debido a su gusto por los caballos, sus papás, Lucía y Óscar, decidieron llevarlos a un club de vaulting que quedaba cerca de su casa en el municipio de La Calera, a las afueras de Bogotá. Desde ese entonces los dos se enamoraron del deporte y empezó a ser una parte importante de sus vidas. Silvia define a su hermano como una persona “tranquila, enfocada, perseverante y disciplinada”, características que comparte con grandes figuras del deporte mundial.

Foto: Guillermo Cardozo. 

Juan Martín es una persona muy familiar, cuando se le pregunta por sus hobbies lo primero que dice, sin dudarlo un segundo, es estar con su familia y no solo con su núcleo más cercano, sino que también con sus tíos y abuelos. Tienen la costumbre de celebrar los cumpleaños con toda su familia, hacen reuniones grandes y son momentos muy especiales para ellos. Sin embargo, algo que recuerda con gran cariño es cuando pasó con sus papás y su hermana la navidad en Suiza. Fue muy especial para los cuatro porque hicieron actividades diferentes, esquiaron, se tiraron en trineos y realizaron cosas típicas de la cultura suiza. Clavijo menciona que fueron unas vacaciones que los integraron mucho como familia y aprendieron cosas nuevas. 

Hablé con Lucía, su mamá, y le pregunté sobre cómo era Juan Martín, me respondió con varias pausas, como si estuviera escogiendo cuáles de todas las palabras que podrían definirlo eran las más adecuadas: 

– Es una persona bastante tranquila, muy enfocada y le gusta compartir lo que sabe. Además, le gusta estar en su casa. 

– Y, ¿le gusta compartir con su familia?, le pregunto. 

– Es una persona hogareña. Es bastante familiar, le gustan las reuniones familiares, disfruta mucho estar con sus primos y abuelos, es muy amoroso. 

Desde pequeño Juan Martín se ha caracterizado por su seriedad y honestidad a la hora de competir. Una vez cuando tenía siete años estaba haciendo pareja con una niña mayor que él y debido a su profesionalidad no dudo en decirle a su compañera: “si no ganamos, te mato”.

Además, hicieron pareja en otras ocasiones y él la hacía llorar debido a lo estricto que era. También, en otra oportunidad una niña 10 años mayor que él le pidió que hicieran pareja y Clavijo le dijo: “no, hago pareja contigo cuando tú seas buena en vaulting”. Desde pequeño se tomaba muy en serio el deporte, era competitivo y no le gustaba perder. 

Al inicio practicaba el deporte por diversión, sin embargo, al crecer se fue dando cuenta que tenía una gran habilidad y las condiciones físicas para competir y destacarse en el vaulting. Para Juan Martín es fundamental la plasticidad en un volteador, eso significa tener gran flexibilidad pero, al mismo tiempo, tener la capacidad de controlarla. Este deporte requiere un balance perfecto entre flexibilidad y fuerza, para tener un control total del cuerpo y no lastimar al caballo. Además, “la conexión con el animal es muy importante, debe parecer como si los ejercicios se realizaran en el piso y no sobre el caballo”, afirma el volteador como si el animal fuera parte de él y no un instrumento que lo ayuda. 

Foto: Daniel Kaiser. 

Como fue mencionado anteriormente, Juan Martín no tiene un gran físico a simple vista, pero cuando uno lo ve en su traje de competencia aprecia la fuerza que tiene a pesar de ser delgado. Cada músculo está totalmente tonificado y marcado, sus brazos, piernas, torso y espalda parecen no tener ni un gramo de grasa y completa todos los requisitos para referirse a él como ‘atleta’. Mientras mantiene su mirada fija en un objeto que no logro detectar, le

pregunto sobre ese momento en el que se dio cuenta que tenía lo necesario para competir a nivel internacional. Sin tambalear me mira y afirma que fueron dos: 

– Cuando tenía 13 años empecé a estudiar más el vaulting internacional y empecé a seguir los pasos de los mejores, eso me motivó mucho y me di cuenta que era capaz de conseguir grandes logros. 

– Y, ¿cuál fue el segundo?, le pregunto, mientras se nota la seguridad con la que va a responder. 

– El otro momento fue en el 2015 cuando me convertí en campeón mundial juvenil porque fue una victoria muy inesperada para mí, pero me di cuenta que todo lo que había trabajado había dado sus frutos. 

María Fernanda Posada ha sido la entrenadora de Juan Martín desde que tiene cinco años, ha sido fundamental en toda su carrera deportiva y él dice, de manera contundente y con gran emoción, que está muy agradecido con ella por confiar en él y volverse parte de su familia. Tuve la oportunidad de conversar con ella y es evidente el cariño que le tiene a Clavijo, “ser entrenadora de Juan ha sido un privilegio. Hemos crecido juntos, él siempre me pide más y eso me ha impulsado también, siempre nos apoyamos, es lo mejor que me ha pasado”. Esto es lo que él genera, no solamente ha dejado huella en el deporte sino que en cada una de las personas que lo han acompañado en el proceso y sabe que todo fue un esfuerzo en equipo. 

Juan Martín siempre ha sido supremamente disciplinado con el deporte. Los entrenamientos son muy exigentes, especialmente en las semanas previas a competir. Cuando se estaba preparando para la Copa del Mundo en Saumur el año pasado, entrenaba seis días a la semana, entre semana los entrenamientos duraban alrededor de dos horas y media, y los fines de semana entre cinco y seis horas. En las sesiones trabaja mucho su fuerza y flexibilidad, encima del caballo no dura más de 10 minutos, el resto lo practica en caballos de mentira. Además, la alimentación también es importante y siempre se ha preocupado por su nutrición, ya que es necesario en el vaulting tener un peso ideal para hacer los ejercicios lo más perfecto posible y no incomodar al caballo. 

Para los deportistas sus lugares de entrenamiento y de competencia son sagrados, y difícilmente las personas alcanzan a dimensionar el significado para ellos. Para Juan Martín su lugar de entrenamiento es muy especial porque vivió gran parte de su niñez allí y es mucho más que una simple pista. En el club donde siempre entrenó hacían cursos vacacionales, cocinaban, hacían manualidades, se quedaban a dormir, se metían al río, y celebraban los cumpleaños y la navidad, significa mucho para él. En cambio, los lugares en los que compite considera que representan la parte seria del deporte, donde demuestra lo que ha entrenado, pero sin duda también le han dejado grandes enseñanzas y recuerdos. “Ambos lugares han jugado un rol importante en quien soy hoy en día”, afirma Juan Martín mientras recuerda todas esas experiencias vividas.

Foto: Archivo. 

El 20 de abril de 2019 fue el día más importante en la carrera deportiva de Juan Martín, ese día en Saumur, Francia se convirtió en el primer colombiano en la historia en ser campeón mundial de vaulting. Estaba disputando su segunda Copa del Mundo en la máxima categoría y en 2015 y 2017 ya había sido campeón mundial juvenil. Ese día la temperatura en Saumur era de 11°C pero él tenía una sensación térmica de 24°C, le sudaban las manos, no podía quedarse quieto y su respiración cada vez era más profunda por los nervios y la tensión que vivió antes de la última presentación. No cambió significativamente su rutina previa a competir pero decidió entrar algunos minutos antes en su habitual estado de concentración. 

– Ese día hice lo de siempre. No miré las presentaciones de los otros competidores, escuché la música que acompañaría a mi rutina para ir adquiriendo sensaciones de competencia y puse mi tradicional lista de canciones para entrenar, quería aislarme de todo, recuerda mientras pareciera que explica una película que ha visto cientos de veces. 

– Luego de haberse aislado de todo, ¿qué hizo?, le pregunté. 

– Repasé varias veces en mi mente la rutina, me visualicé haciendo todo a la perfección y no hablé con nadie, solo con mi entrenadora, comenta mientras se transporta a ese momento. 

Juan Martín duró un minuto y 12 segundos sobre el caballo, el cual galopaba en círculos a una velocidad de alrededor de siete kilómetros por hora. Durante ese tiempo no pensó en nada más, únicamente se concentró en hacer lo que sabe, se aisló del contexto, de las personas que lo veían, de los jurados, solamente eran el caballo y él durante ese instante en el que siente que todo lo controla. La rutina dio cuenta de una excepcional capacidad de flexibilidad, fuerza y coordinación de cada parte de su cuerpo, junto con un nivel de concentración altísimo que mantuvo durante cada segundo.

Una vez finalizada la rutina, mientras el público aplaudía y gritaba eufóricamente, Juan Martín abrazó y cruzó algunas palabras con su entrenadora, lo que simbolizaba un gesto de eterno agradecimiento. Después hizo el saludo tradicional a los jueces con una venia y salió de la pista con el pecho inflado de orgullo, llegó a la zona donde serían anunciados los resultados y entre tensión, emoción e ilusión esperó el veredicto. Luego de cinco largos minutos, el resultado final fue proyectado en una pantalla donde aparecía el puntaje y el nombre del nuevo campeón mundial: Juan Martín Clavijo. 

En ese momento tan especial la alegría la compartió con sus padres, su hermana, sus entrenadores y otros volteadores colombianos que asistieron al evento. “Mis papás estaban muy felices, me abrazaron y mi mamá me dijo: ¡Increíble! Lo volviste a hacer”, recuerda con nostalgia el atleta mientras se tomaba su tiempo para no escurrir ninguna lágrima. Finalmente, decidió expresar su emoción corriendo con la bandera de su país por la pista, celebrando y agradeciendo al público, en lo que sería una postal histórica para el deporte colombiano. 

Foto: Archivo. 

Un día quise saber en qué radica el éxito que había tenido Juan Martín, pero también me pregunté por cuál es la debilidad de él como deportista. Sobre eso tuve un diálogo con su entrenadora María Fernanda:

– ¿Qué es lo mejor de Juan Martín como deportista?, le pregunto con ansias de encontrar una respuesta concreta. 

– Lo mejor como deportista es su disciplina. Siempre está analizando nuevos movimientos, y su cuerpo está muy conectado con su cabeza. Es muy hábil. Acepta correcciones y estudia el deporte para ser mejor cada día, responde con tal convicción que era imposible decirle lo contrario. 

– Pero siempre existen falencias, ¿cuál es la debilidad de Juan Martín?, le pregunto esperando una respuesta tardía. 

– Lo menos bueno es que a veces se deja llevar por su parecer y es un poco terco, responde con seguridad pero sin ninguna señal de que vea eso como algo malo. 

Ese es Juan Martín Clavijo, una persona que basa su vida en la disciplina y el trabajo constante para mejorar siempre. Además, tiene una fortaleza mental propia de un campeón que sabe traducir lo que quiere su mente a su cuerpo. Lo más impactante no es que tenga alguna debilidad, sino que es evidente que es algo tan mínimo que sus virtudes logran opacar totalmente esa deficiencia. El mejor deportista no es el que no tiene debilidades, sino el que trabaja incansablemente porque sabe que sus deficiencias lo ayudan a mejorar. 

Luego de convertirse en campeón mundial, Juan Martín decidió descansar un poco y dedicarse a su carrera universitaria. Actualmente estudia medicina, “como este deporte tiene tanto que ver con el cuerpo, creo que de ahí me nació el gusto por el cuerpo, por saber cómo funciona y cómo hacer que rinda más”, comenta Clavijo mientras es visible que su carrera le gusta tanto como el vaulting. Además, gracias a sus viajes por el deporte, le ha cogido gusto a los idiomas, habla alemán, inglés y español, y quiere aprender portugués y neerlandés. La parte académica es un poco más difícil para él porque dice que no se motiva con todos los temas y no es tan organizado porque nunca tuvo el hábito de estudiar. 

Ferney Márquez fue su profesor de matemáticas en el bachillerato y lo define como “un hombre introvertido y callado, pero cuando entraba en confianza tenía un buen humor, se reía por todo y compartía momentos especiales con sus compañeros y profesores. Es muy analítico, piensa muy bien antes de hablar y a quién se lo va a decir”. En el colegio era un estudiante juicioso y tenía buenas notas aunque no se preocupaba mucho por eso. Sus compromisos deportivos hacían que tuviera una carga académica mayor, sin embargo, su prioridad siempre fue el vaulting porque le iba bien en el colegio y eso le daba tranquilidad para concentrarse en el deporte. 

Como ocurre en la mayoría de los niños y jóvenes lo que más le gustaba a Juan Martín del colegio eran los recreos cuando hablaba y molestaba con sus amigos, algunas clases le daban sueño, literalmente. Una vez se quedó dormido en unas presentaciones y sus compañeros decidieron aplaudir como si una exposición hubiera terminado para despertarlo, empezaron a aplaudir y él se despertó y comenzó a aplaudir como si no hubiera pasado nada, no había terminado ninguna presentación y todos se rieron mucho. Definitivamente le gustaba más el vaulting que el colegio, tuve la oportunidad de conversar con Martín del Corral, un compañero del colegio y me dijo:

– A Juan Martín le iba bien en todo, a mi no, muchas veces él me ayudaba en matemáticas, química o física, era muy buen compañero de clase. 

– ¿Tuvo la oportunidad de compartir con él por fuera del ámbito académico?, le pregunté. 

– Sí, es una persona muy dedicada y alegre. Sabe balancear el tiempo para estudiar, practicar vaulting, estar con su familia y estar con sus amigos. Me parece una persona realmente extraordinaria e increíble, comenta mientras se le corta la voz por el cariño que le tiene. 

Foto: Archivo. 

La admiración que produce Juan Martín es grande, todos los que lo conocen dicen que es una gran persona. Incluso deja huella en mucha gente, su profesor de matemáticas con emoción dice que “de cariño yo lo llamé siempre ‘Champion’ y para siempre lo será”. Esa es la grandeza de él, además de que encima del caballo es uno de los mejores, como persona todos rescatan su humildad, tranquilidad, humor y respeto. Esta admiración también ha trascendido, ya que ahora es un gran exponente de los deportes ecuestres en el ámbito internacional y un ejemplo a seguir para muchos. 

Ahora en cualquier evento ecuestre reconocen a Juan Martín, para él es extraño porque no está acostumbrado a que los niños que quieren dedicarse al vaulting lo saluden, le pidan autógrafos o una foto y estén nerviosos. Aún no es consciente de la grandeza de lo que

consiguió aunque dice que lo hace muy feliz saber que puede ser el ejemplo a seguir para muchos niños. Su entrenadora, María Fernanda, asegura que “Juan es un ejemplo a seguir para los volteadores y para todos los deportistas del país, es un verdadero deportista, disfruta lo que hace y siempre trabaja para ser mejor”. 

Sin duda alguna Juan Martín será recordado siempre por todos los que lo conocen y sus triunfos en el vaulting han hecho que el deporte en Colombia crezca. Es difícil hablar con alguien que no es consciente de sus hazañas porque hablar solamente de lo deportivo se vuelve insignificante. La figura de Clavijo enmarca mucho más que el hecho de ser el único campeón mundial de vaulting colombiano, hay que conocerlo para saber que es una persona tan normal como cualquiera pero tan diferente como muchas que alcanzan lo más grande del deporte. 

– Juan Martín, para terminar, ¿cómo te gustaría ser recordado en Colombia y en el vaulting?, le pregunto a la espera de un gran cierre. 

– No estoy seguro, creo que lo que me gustaría es que recuerden un poco de mi historia, de qué fue lo que me llevó a tener éxito y que esto inspire a otros a que crean en sí mismos y que se den cuenta que es posible alcanzar sus metas. Me gustaría ser referente de que todo es posible, concluye con la misma tranquilidad de siempre. 

Juan Sebastián Gómez.

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